Introducción
Sin duda
en esta época en la que se habla de la sociedad de la información, los miembros
de la sociedad están buscando y produciendo más información en todos los medios,
formas y soportes que les sea posible con el fin de lograr una comunicación que
facilite la adquisición del conocimiento y el desempeño de la vida académica,
laboral, profesional y cotidiana. Situación que implica que estas personas
deben conocer y saber cómo encontrar la información y utilizarla de acuerdo con
sus intereses y necesidades.
Las
unidades de información procuran aumentar su validez cada vez más como las
principales y mejores fuentes de información para los usuarios, y responder así
a la misión y visión propuestas como sistemas al servicio de éstos.
Entre
tanto las personas en búsqueda de información encuentran dificultades para
acceder en forma efectiva y eficaz a ella, debido al todavía incipiente
desarrollo de las habilidades y competencias que poseen y que se requieren para
la búsqueda, localización, selección y evaluación de la información pertinente
para resolver su necesidad en forma manual o con el uso de las tecnologías de
la información y la comunicación (TIC) y así realizar las actividades
anteriores, especialmente en momentos en los cuales se presenta un aumento
permanente en la producción de nueva información.
Usuario de la información
El diccionario de la Real Academia Española, dice
que usuario es quien usa ordinariamente una cosa. En el mundo de la información
se encuentran personas tanto productoras como consumidoras de información, independientemente
del lugar donde la encuentren y del soporte en que ésta esté presentada; a
estas personas se les denomina usuarios de la información y aproximadamente
desde la década de 1930 se les ha considerado como el centro y razón de ser de
las unidades de información, a partir de la idea formulada por Louis Shores de
que la "biblioteca debe estar centrada en el usuario".
Pensando en este sujeto, las unidades de
información llevan a cabo procesos de organización de la información, desde la
selección, adquisición y organización física de los recursos, hasta el diseño
de programas de formación para que el usuario pueda hacer uso completo y
adecuado de los servicios. Por eso se dice que él es el inicio y el final del
ciclo de transferencia de la información. Además la infraestructura
cognoscitiva que posee le permite ser un sujeto constructivo, creativo,
sistemático y que generalmente busca orientación de tipo cualitativo3 en un
sistema de información para interpretar y analizar la información, para entretenerse
y para crearla o recrearla.
Esta persona, que presenta un estado deficitario
o anómalo del conocimiento, busca hacer uso de la información donde quiera que
ésta se encuentre, no necesariamente en un sistema bibliotecario, puesto que su
pretensión es modificar ese estado de conocimiento reflejado en una necesidad
de información que procura satisfacer (en este sentido es fundamental aclarar
que hay ocasiones en las que él no es consciente de esa necesidad de
información o no sabe manifestarla); necesidad que puede estar relacionada con
diversos problemas o intereses. La información que él consume, produce y brinda
debe buscarla, solicitarla, analizarla, evaluarla y recrearla; el uso de la
información le permite tomar decisiones relacionadas con su quehacer y estilo
de vida; y, además, generar nuevas ideas, conocimientos y productos.
A pesar de que en épocas pretéritas fue un ser
pasivo, en espera de que le dijeran cómo debía comportarse o qué debía hacer,
hoy en día en muchos lugares participa activamente en el desarrollo de los
sistemas de información y sugiere la creación o mejoramiento de los servicios
de información, y ayuda en la definición de políticas y productos de estos
sistemas, puesto que como usuario acude regularmente a las unidades de
información en búsqueda de los documentos que solucionen sus necesidades de
información, por todo lo cual es un ser determinante para el quehacer del
sistema de información y de la calidad de los servicios que se le ofrezcan.
Esto es así porque el usuario usa, ofrece y genera información al interactuar
con los componentes del sistema de información y con el ambiente en el cual
funciona éste.
Conclusiones
La formación de usuarios es un proceso con el que se busca beneficiar
al usuario para que esté en condiciones de solucionar sus necesidades de
información. Además, sus diferentes actividades, programadas en forma paulatina
y gradual, llevan al usuario por el mundo de la información; es decir, por la
búsqueda, localización, recuperación, evaluación, uso y comunicación de la
misma, como sujeto social que está en condiciones de ser autónomo en los
aspectos que él se propone y que la sociedad le exige.
Las diferentes manifestaciones y declaraciones que ha formulado la
comunidad bibliotecaria a lo largo del tiempo le han dado un lugar
preponderante al usuario con excepción del Manifiesto de la UNESCO para
Bibliotecas Públicas de 1972. Sin embargo algunos de estos documentos lo ha
denominado indistintamente lector, usuario y hasta cliente; términos que
aparentemente son sinónimos pero que presentan delicadas diferencias que
ameritan una investigación profunda para establecer una sustentada y valiosa
discusión.
La expresión "la biblioteca centrada en el usuario",
utilizada en la década de 1930, tiene hoy en día más peso, y en el caso de la
formación de usuarios se observan propuestas formativas en las que se habla del
aprendizaje significativo, producto de la validez que se le da a los
conocimientos y experiencias previas que cada usuario posee al momento de
iniciar su formación y durante el desarrollo de ésta. Idea que se refuerza con
la pregunta formulada por Guinchat y Menou: "¿información para
quién?"
La formación de usuarios de la información debe planear la enseñanza
que va a brindarle a los usuarios, y enfocarse a que éstos logren el
aprendizaje trazado en los objetivos planteados. Por eso los conceptos,
procedimientos y actitudes relacionados con el acceso y el uso de la
información, deben articularse en torno a los conceptos de pensamiento,
información y valores para obtener del usuario una actitud participativa y
solidaria, en la que él se sienta involucrado y reconocido como sujeto social
que tiene conocimientos previos que son de gran valía.
El proceso formativo pretende que el usuario sea autónomo, razón de más
para ver la importancia que tiene este proceso al facilitar la localización,
selección, procesamiento y comunicación de información, habilidades que exigen
el desarrollo previo de otras, como son: observación, comparación, análisis de
datos, comprensión, ordenación, clasificación y representación de fenómenos; es
decir, habilidades de información unidas a las habilidades de búsqueda en la
biblioteca.
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